Este día lo anhelábamos, llegó más rápido de lo que pensábamos, maletas listas, padres ansiosos, tiquetes y pasaporte en mano; lo que venía era incierto, aún parecía un sueño pero que poco a poco se estaba haciendo realidad. Lágrimas, despedidas y oraciones no se hicieron esperar por nuestros padres que estaban dejando volar a sus hijos, (literalmente). No importó el vuelo tan largo, la incomodidad de los asientos y la ansiedad para poder creer que esto estaba pasando, todavía no lo creíamos hasta que el piloto dijo: "Bienvenue à Paris".
La media hora que respiramos en París pareció un segundo, nos enfrentábamos por primera vez a un mundo totalmente diferente, desde el idioma, la arquitectura y la cultura. Debimos hacer la conexión a Niza desde París para llegar a Cannes y el cambio de horario empezó a hacer efectos; estábamos más cerca del destino final, no veíamos la hora de estar en Cannes, queríamos descansar, pero la emoción de estar dentro del Palais nos quitó el sueño, el hambre y el cansancio, ver a ese león por todo lado fue emocionante, increíble y aún seguía pareciendo un sueño. Una alfombra color turquesa nos recibía hasta la cabina de registro en donde al final nos dieron un kit lleno de basura para algunos, pero para nosotros, llena de valor.
La imponencia de la costa azul francesa nos sedujo para sentir la arena y las aguas del Mar Mediterráneo para confirmar que sí estábamos donde habíamos soñado y donde esta historia comenzaba. Terminamos el día conociendo varias calles de la ciudad y observando las diferentes personas y sus culturas, haciendo de Cannes una ciudad de ensueño, llena de arquitectura, lujo, moda y por estos días de creatividad
Día 1 en imágenes
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